Al igual que en su poesía y música, David Rosenmann-Taub penetra en lo esencial en sus dibujos. Limitándose al rigor del blanco y negro, logra sus efectos con medios mínimos: pluma y tinta, tiza, carboncillo, pastel. Si bien en un primer vistazo su estilo puede parecer realista, un examen más detenido revela que trasciende la realidad superficial.
Sus dibujos adoptan muchas formas dinámicas, pero la mayoría se centra en la fisonomía: una vasta y variada galería de retratos. En cada uno, Rosenmann-Taub captura no solo un momento biográfico, sino toda la situación inherente a la existencia del individuo. Se sondean los enigmas de estas vidas: sentimientos íntimos, contradicciones sin resolver, compromisos dudosos, errores irreparables. Estos seres, despojados de toda máscara, dejan al descubierto el drama humano.
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